Historia de la casona de la familia Pereira

Villa María posee un potencial agrícola-ganadero que la ubica por su población, cultura y riqueza, entre las primeras ciudades de la provincia y en un lugar de relevancia entre las importantes del interior del país, carece, quizá por su idiosincrasia y quehacer, del conocimiento de su pasado por parte de muchos habitantes.

Puede explicarse entonces el desconocimiento en algunos casos de la historia de sus edificios, de sus monumentos o la razón del nombre de sus calles. El hecho es común en todas las ciudades del interior que nacieron al influjo del ferrocarril, en este caso del Central Argentino y que rápidamente fueron pobladas por la inmigración preferentemente italiana que poco sabía de la historia del lugar, de sus gentes, de sus primeros pobladores. Evidentemente otras eran sus inquietudes.

Entre los primeros edificios de relevancia de la ciudad y el único que se conserva aún con características de monumentalidad y en muy buen estado de conservación, a punto talque al admirarlo no puede menos que sobrecoger el espíritu imaginando su pasado, es el llamado edificio o palacio Pereira Domínguez, también llamado “La casa de los Pérez Pereira”, que se levanta orgullosa e imponente, como mudo testigo de épocas que ya pasaron, en la esquina Oeste de la intersección de calle Corrientes con Avenida Mitre, dela ciudad de Villa María.

Es el único testimonio edilicio de vieja data de la ciudad, de cómo era ella, según su máxima expresión de jerarquía en el siglo pasado.

Como veremos más adelante, se trata de una vieja casona mandada construir por una figura relevante de las primeras épocas de Villa María: Don Joaquín Pereira Domínguez, no diremos el fundador, pero sí el refundador de la ciudad, por ser quien, en sus primeros años como núcleo poblacional, más bregara y luchara por su progreso y venturoso por venir.

Su dueño la construyó para sí como demostración cabal de su fe en el desarrollo de la incipiente villa. Posteriormente, por sus distintos destinos, primero residencia de su familia, luego sede del Obispado de Villa María, Biblioteca y Concejo Deliberante Municipal, fue el ámbito circunscripto por sus viejos muros, donde se trataron y resolvieron muchas de las cuestiones trascendentes que hicieron a la historia de la ciudad.

Debo agradecer a los descendientes del insigne hombre público que en vida fuera Joaquín Pereira Domínguez y de su dignísima esposa Doña Elisa Cardama de Pereira, sus nietas que viven en la ciudad de Córdoba, señora Lidia Amparo Emerson Pereira de Setién y señoritas María Elisa, Susana y Sara Elena Pérez Pereira, sin cuya colaboración en cuanto a relatos y material gráfico no hubiese sido posible en gran medida este trabajo, como así también los datos precisos que aportaron en cuanto a su familia, en muchos de cuyos aspectos se carece de material bibliográfico.

 

Villa María

No hubo acto formal de la fundación de Villa María.  En la creación de pueblos y ciudades originales por el establecimiento de la estación del ferrocarril, se prescindió de dicha fórmula. Sólo puede mencionarse como fundación de la ciudad de Villa María el acto por el cual el propietario de la antigua estancia “Paso de Ferreyra”, Don Manuel Anselmo Ocampo, apodera, ante escribano público de la ciudad de Córdoba, a Don Pablo Barrelier para que venda sitios que le pertenecen en el lugar denominado “Paso de Ferreyra” en el cual “debe fundarse un pueblo” y hacerse la estación del Ferrocarril Central Argentino. Ello ocurrió el 4 de Julio de 1867. Aunque también podría ser considerado acto formal de fundación el replanteo en el terreno del plano del pueblo que por orden del fundador Don Manuel Anselmo Ocampo confeccionara el ingeniero Santiago Echenique.

El acta levantada en esa oportunidad, donde además de certificar la delineación del pueblo, da sus coordenadas cartográficas, está fechada el 10 de agosto del año referido. Un ejemplar del plano del primitivo trazado de Villa María lo conservan mis entrevistadas señoritas Pérez Pereira. Es decir, antes de la fecha antedicha no podía haber pobladores en Villa María. Sólo personas en tránsito como los operarios de la construcción del ferrocarril, ya que la escritura de venta de los terrenos necesarios para sus servicios, está fechada el 14 de junio de 1867. Este terreno había sido medido y amojonado siete días antes. La aprobación del plano se solicitó el 25 de septiembre de 1867 y el Gobierno de la Provincia emite el dispositivo pertinente, decreto firmado por el gobernador Mateo J. Luque, tres días después. La primera venta se opera el 6 de agosto del mismo año a un señor Manuel Irigoyen y comienzan así a llegar los primeros pobladores a la nueva villa, nacida a la vera del Central Argentino, en la margen izquierda del Río Tercero, frente a la existente población de Villa Nueva y que nació puede decirse entre el 7 de junio y 28 de septiembre de 1867.

Los comerciantes Garmendia y La casse fueron los primeros en establecerse. Lo hicieron abriendo una casa de comercio, obviamente la primera que existió. Luego llegaron otros pobladores, en su mayoría españoles e italianos, muchos de cuyos apellidos podemos encontrarlos en sus descendientes todavía afincados en la ciudad. Los pioneros fueron: Juan Liprandi, Bernardo Fernández, José Sugasti, Joaquín Pereira Domínguez, Marcelino Arregui, Alejandro Voglino, Domingo Villasuso, etc.

 

Joaquín Pereira y Domínguez

Figura destacada de los primeros años de Villa María, asume roles protagónicos en todo cuanto significa un adelanto y progreso en la naciente población.

De un apunte en una pequeña libreta de “Recuerdos” -así lo llama quien lo escribió y queme fue facilitada por la familia- pude conocer que había nacido el 30 de diciembre de 1847 en la Parroquia de San Salvador de Sotomayor, Obispado de Tuy, provincia de Pontevedra, España. Su padre fue Juan Manuel Pereira Cárdenas, alcalde de Sotomayor y escribano mayor del Reino de España, y su madre Doña María Domínguez Lusquiños. Se unió en matrimonio con Doña Elisa Cardama de Pereira, que fue quien con sudescendencia, en definitiva, habitaron la casa que nos ocupa hasta que se transfirió al Obispado de Villa María. Fue ella, distinguida dama, que lo secundó en todas sus iniciativas de impulso a toda actividad que significara bienestar de los habitantes de aquel núcleo primigenio de población que constituía por aquel entonces la hoy importante ciudad de Villa María, y que con el fin de verla crecer alentara y ayudara de su propio peculio a todos cuantos quisiesen afincarse.

Doña Elisa Cardama de Pereira había nacido en la Villa de Redondela, Obispado de Tuy, Provincia de Pontevedra, el 26 de Octubre de 1858. Sus padres fueron Ramón Cardama Iglesias y Josefa Calvete. El casamiento se celebró en la Parroquia de San Salvador de Sotomayor el 12 de abril de 1875.

Don Joaquín Pereira Domínguez desde joven se encontraba trabajando en Villa Nueva, luego de haber abandonado sus estudios en España. Con clara visión del porvenir se traslada a Villa María y en sociedad con Marcelino Arregui en la porción de 2/3 proindivisos para el primero y 1/3 para el segundo, compran en condominio en la suma de 27.000 pesos bolivianos, a Don Manuel Anselmo Ocampo, el 11 de octubre de 1880, la propiedad y posesión de casi todo el radio urbano de Villa María. Se incluían además todos los campos inmediatos, aproximadamente dos leguas de Norte a Sur por dos leguas de Este a Oeste. La fecha dada corresponde a la escrituración labrada en la ciudad de Córdoba. Anteriormente se había firmado el boleto de compra-venta el 20 de agosto del mismo año en la ciudad de Rosario de Santa Fe. Hasta las fechas dadas solamente cuarenta solares habían vendido Ocampo.

Pereira Domínguez se lanza a su tarea. Instala comercios, funda empresas, dona terrenos para la Iglesia Parroquial, hoy Catedral, cementerio, etc. Es elegido presidente del Primer Concejo Deliberante. Es miembro de muchas comisiones de fomento, es el “gran constructor de las horas iniciales”, según Pedernera. Interviene decididamente en toda obra de bien público y es factor decisivo en el rápido crecimiento de la ya floreciente población, hasta que muere trágicamente asesinado. Se cree que lo fue por diferencias personales, el 13 de noviembre de 1890.

Había ya construido su residencia en la esquina mencionada de calle Corrientes y Avenida Mitre donde nacieron sus 9 hijos de los cuales sobrevivieron 4. Los demás murieron a poco de nacer. Sólo dos hijas dejaron, a su vez, descendientes. Elisa Pereira Cardama, nacida el 16 de abril 1876 y de cuya unión con el escribano Elvio Pérez, nacieron tres hijas: María Elisa, Sara Elena y Susana Pérez Pereira, que viven en la ciudad de Córdoba y fueron mis entrevistadas. En la casa donde residen, llena de recuerdos, lucen impecables muchos de los muebles, arañas, etc. que pertenecieron a la vieja casona, amén de otros documentos históricos de relevante valor, como por ejemplo el y amencionado plano original de la ciudad de Villa María, retratos familiares y fotografías. Las tres señoritas que acabo de mencionar moraron la casa antes de que pasara a poder del Obispado.

La segunda hija, que sobrevivió muchos años, de aquel matrimonio, fue María Pereira Cardama, casada con un señor de nacionalidad inglesa de apellido Emerson, vinculado al Ferrocarril Central Argentino; tuvieron 5 hijos, 4 varones y una mujer. Esta última, Lidia Amparo Emerson Pereira de Setién, es otra de mis entrevistadas y vive también la ciudad de Córdoba.

 

 

CONTINUARA…